domingo, 7 de noviembre de 2010

29 Octubre

Para entender a José hay que ponerse en su pellejo, no es fácil apretarse los machos y coger el camino, aunque no haya más remedio y la causa sea justa.


Hoy nos cuenta José que está en Fuencaliente y mañana piensa andar en dirección a Brazatortas.
Ayer lo dejamos de madrugada, entre dos luces, a la altura de Montoro, reiniciando su viaje hacia Cardeña con infinitas ganas de llegar a su destino, que no es otro que su casa, junto a su familia. Pero antes ha cumplir la noble misión que se ha impuesto, llegar a Madrid como sea y cueste lo que cueste para reivindicar, reclamar y exigir, ante el mismísimo Zapatero si le dejan, el derecho al Trabajo, que todos tenemos y cuyo ejercicio, se nos tiene que garantizar, por dignidad, la dignidad del trabajador que se conserva con el trabajo y que se pierde cuando se queda parado, apaleado, sumiso, dependiente, subsidiado, aparcado o simplemente perdido y anulado.





determinación, fiereza y obstinación, de cuando en cuando le da una punzada recordándole que está lejos, que cada paso le aleja de los suyos y es entonces cuando más añora la calidez del hogar, una palabra de su compañera, un balbuceo o  una risa de sus hijos. Aún así esa misma distancia él la vuelve a su favor y cuanto más se aleja, más se acerca al final,  y esto le da fuerzas y redobla su paso decidido, añorando, pero decidido, anhelando el regreso, pero decidido, dolorido pero decidido.

Ánimo, compañero José, porque al final te estás saliendo con la tuya y no vas solo, cada día más personas se solidarizan y de una forma u otra van contigo y, por lo que nos cuentas, por donde pasas te esperan, te reciben y se vuelcan. Merecerá la pena tener un relato más cercano de tu Marcha por el Derecho al Trabajo.

Nos ha mandado un sentido poema dedicado a su compañera, para infundirle fuerzas y que sepa que la lleva en el corazón, vamos a poner el final para que tengáis una idea de lo que siente este hombre, de su calidad humana y de como lo está pasando, con sus propias palabras, con sus propia voz, con su propia emoción.

Para entenderle hay que ponerse en su pellejo, no es fácil apretarse los machos y coger el camino, aunque no haya más remedio y la causa sea justa.


"La solidaridad, no se pide, el amor no se pide pero la dignidad si se tiene,
además de otras mas cualidades mi compañera del alma a mi compañera se le
rebosan al andar, al hablar, por que toda ella es dignidad.
¡ANIMO COMPAÑERA! ¡FUERZA


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